Dick Pound afirma, en su autobiografía titulada Inside Dope que repasa los años que pasó luchando contra el dopaje al frente del Comité Olímpico Internacional (COI) y de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que un periodista de L’Equipe solía referirse a él como “el sheriff del salvaje oeste”, porque se concibe como el chico bueno de la ciudad que tiene que atrapar a los chicos malos: los deportistas que se dopan.
Dick Pound fue el ideólogo, principal promotor y primer presidente de la AMA. Dedicó todos sus esfuerzos a declarar una guerra total al dopaje, sin importar los medios, las formas y, sobre todo, la realidad que vive el deporte de élite –incluso las investigaciones criminales encubiertas le parecían “excitantes”. Lo importante es que, como él mismo afirma en su otra biografía Inside the Olympics, “los tramposos podrán correr, por un tiempo, pero no podrán esconderse para siempre”. El problema es que la AMA y todas las asociaciones deportivas que apoyan su guerra contra el dopaje han heredado la agresividad y beligerancia de la posición de su fundador.
La guerra contra el dopaje no tiene reglas, no hay compasión para el “culpable”. Lo cual permite que casos como la sanción al ciclista español Alberto Contador sean posibles. Puede ser que estemos en desacuerdo con la política anti-dopaje que regula las prácticas deportivas, sin embargo, eso no quita que con la ley en la mano Contador debe ser castigado por dopaje. La cuestión que querría debatir es si debió aplicársele la pena máxima o no. En mi opinión no. Es más, se cuentan con precedentes de positivos por clenbuterol que o bien fueron obviados –la FIFA perdonó un centenar de casos por dicha sustancia en el mundial sub-17 que se disputó en México– o sólo conllevaron un año de sanción –como es el caso de la nadadora Jessy Hardy, cuyo positivo por clenbuterol fue castigado con un año de sanción debido a la supuesta ingesta de un suplemento vitamínico. Dados estos precedente ¿cuál es, entonces, la causa de la sanción de dos años a Contador?Al igual que antes de una batalla militar los contendientes enseñan sus armamentos llevando a cabo desfiles militares, a mi juicio, la AMA ha usado el caso Contador como un modo de dar ejemplo y de enseñar a los futuros “tramposos” qué es lo que les puede suceder si tratan de engañar a la todopoderosa AMA.
Da igual que no existan pruebas conclusivas y que sólo se muestre que la hipótesis de los suplementos vitamínicos es más posible que la de la carne contaminada, lo importante es mostrar a los chicos malos que “podrán correr, pero no esconderse”. Como el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) concluye: “el positivo por clenbuterol del atleta es más factible que haya sucedido por un suplemento alimenticio contaminado que por una transfusión sanguínea o comida contaminada. Esto no significa que el Jurado está convencido más allá de toda duda de que la situación de la ingestión del suplemento alimenticio contaminado se diera”.
El mensaje enviado por el AMA y el TAS, que deben ser independientes pero el último fue creado por el COI en 1984, en su lucha contra los “tramposos” parece claro: los atletas que están haciendo trampas deben empezar a preocuparse si el máximo órgano judicial encargado de juzgar los casos de dopaje puede sancionar a Contador por dos años sin una prueba definitiva.En mi opinión y para concluir, el interés del AMA y el TAS es decir a los chicos malos que “pueden correr, por un rato, pero no esconderse por mucho tiempo”. Es más, las superestrellas podrán correr más rápido porque poseen las técnicas de dopaje más sofisticadas, sin embargo, serán capturados tarde o temprano. No debemos olvidar que tras la aceptación del Código Mundial Anti-Dopaje en 2009, todas las Federaciones Olímpicas Internacionales reconocieron al TAS como supremo en la jurisdicción de las violaciones del código. Como John Fahey, el presidente actual de la AMA, afirmó durante el WADA Media Symposium que fue celebrado en Lausana un día después de la condena de Contador: “en 1990 se reconoció que el doping estaba tan extendido que era necesario un cuerpo independiente que proporcionara el liderazgo y una estrategia global para luchar contra el doping de la mejor manera posible –el AMA es ese cuerpo. El caso Contador es el mejor modo de mostrar que la campaña anti-doping y las agencias que están a cargo de ella deben ser apoyadas por la comunidad deportiva, especialmente, con los Juegos de Londres de 2012 esperando a la vuelta de la esquina.